Golok: Comida hindú a un paso del Altozano

Al final de la trianera calle Castilla, en la parte exterior del Mercado de Triana junto al Callejón de la Inquisición, nos encontramos con este pequeño restaurante hindú, que también ofrece comida mediterránea.

Con no más de 6 mesas en su interior, y alguna más a pie de calle si el tiempo acompaña, aunque cuentan también con una terraza para grupos, podemos elegir entre una propuesta hindú o, para los menos arriesgados, una mediterránea, o incluso combinar las mismas.

Para arrancar, optamos por una ensalada césar y otra de queso de cabra con frutos secos, bien presentadas ambas y sabrosas, aunque sin excesivas pretensiones. Otras opciones en la carta, por ejemplo, podrían ser ensalada de pasta con mozarella y salsa de frutas, ensalada de frutas, verdura a la parrilla, queso de cabra gratinado...

Ensalada César

Como plato principal, nos tomamos una dorada al horno y una milhoja de verdura con queso de cabra, mejor elaborada y atractiva la milhoja, pero sorprendió gratamente la salsa de jengibre que acompañaba a la dorada. Aquellos que prefieran carne tienen solomillo a la mostaza antigua, carrillada ibérica al Pedro Ximénez, Wok de pollo con arroz y verduras, amén de las distintas variedades que ofrece la cocina hindú (Tandoori, pollo o cordero al curry, butter chicken, etc..).

 Milhoja de Verdura con Queso de Cabra y Dorada al Horno

Como postre, nos decidimos por un gulam jamun (bolitas de bizcocho de leche en almíbar), simple pero que merece la pena probar.

Gulam Jamun

Destacar el servicio muy amable y atento, aunque quizás con la cocina algo lenta, a pesar de que solo estábamos tres mesas, y que recomiendo el menú degustación para dos personas, con entrante (normalmente pan turco), primer plato, segundo plato, bebida y postre por unos 25€.

Nombre: "Golok"
Dirección: c/ Callao nº 5, 41010 Triana - Sevilla - España
Teléfono: +34 955 111 889
Email:  golukb@yahoo.com
Página Web: www.golokindia.com/
Fecha de la última visita: 14 de Septiembre de 2014

Autor de la Crítica: Ángel M. Rguez