En este caso no hay que dejarse engañar por el nombre, en O’Tapas se come a base de bien, o sea, no es un sitio para tapear.
Se puede pedir a la carta o menú, cocina sencilla y materia prima de gran calidad, y todo ello gestionado por un grupo de profesionales con un patrón al frente que te da la bienvenida al llegar. Creo que no se puede pedir mucho más.
No quisiera excederme en la valoración positiva para no crear falsas expectativas porque O’Tapas es un negocio modesto y familiar muy lejos de cualquier tipo de sofisticación. No esperen cubiertos de diseño ni salones de revista; las paredes están adornadas con posters de fútbol y muchas fotografías de gran tamaño en las que aparece el dueño y demás allegados posando junto a Cristiano Ronaldo.
El establecimiento se ubica tímidamente en una calle fuera de lo que podríamos llamar “área turista” y cuenta con una pequeña terraza en el frontal en la que te puedes sentar a comer. Justo en la entrada se sitúan las vitrinas y los expositores acuáticos que nos permiten echarle el ojo a una jugosa dorada o a un buey de mar (zapateira para ellos), y realmente ya estamos en el salón, que tampoco es muy grande, consistente en un único espacio lleno de mesas.
En las tres veces que lo he visitado siempre lo he encontrado lleno, sobre todo de portugueses, aunque también españoles, ingleses, alemanes; hay que decir que el sitio es bastante conocido y es fácil tener que esperar para coger mesa.
No quisiera excederme en la valoración positiva para no crear falsas expectativas porque O’Tapas es un negocio modesto y familiar muy lejos de cualquier tipo de sofisticación. No esperen cubiertos de diseño ni salones de revista; las paredes están adornadas con posters de fútbol y muchas fotografías de gran tamaño en las que aparece el dueño y demás allegados posando junto a Cristiano Ronaldo.
El establecimiento se ubica tímidamente en una calle fuera de lo que podríamos llamar “área turista” y cuenta con una pequeña terraza en el frontal en la que te puedes sentar a comer. Justo en la entrada se sitúan las vitrinas y los expositores acuáticos que nos permiten echarle el ojo a una jugosa dorada o a un buey de mar (zapateira para ellos), y realmente ya estamos en el salón, que tampoco es muy grande, consistente en un único espacio lleno de mesas.
En las tres veces que lo he visitado siempre lo he encontrado lleno, sobre todo de portugueses, aunque también españoles, ingleses, alemanes; hay que decir que el sitio es bastante conocido y es fácil tener que esperar para coger mesa.
En la carta hay bastante variedad, pero aquí la especialidad es el pescado y el marisco, y también hay buenos vinos, así que hay que decantarse en ese sentido. Aunque se puede empezar picando unos entrantes regados con cerveza que van más allá del típico paté de sardina y que hay que preguntar porque depende de lo que tengan ese día. Por cierto, si pides cerveza de barril (de presión le dicen ellos), sólo tienen un tamaño muy peculiar: un tazón de bronce ultracongelado.
Ya metidos en faena rogaría encarecidamente disfrutar de una mariscada acompañada de un Quinta do Carmo, también es obligado el Atún al Algarve (con una textura y una jugosidad más propias de un entrecot de ternera) y el bacalao a la brasa, el arroz de marisco o la cataplana de almejas, todos clásicos entre los clásicos interpretados de una manera sublime.
Y si se quiere consultar algo fuera de carta se lo puedes comentar al patrón del barco: Armenio Gonzalves que estará encantado de aconsejarte.
El precio es muy bueno, ajustado y justo, y la atención es muy profesional y eficiente, sin excesos artificiales de amabilidad, por lo tanto la sensación es muy agradable. Terminas de comer, te relajas, pides la cuenta y te sirven un sorbete de limón cortesía de la casa. Pagas la cuenta y te vas pensando en repetir en cuanto tengas oportunidad.
No pretendía otra cosa que comer cosas ricas a un precio razonable y ser bien atendido, como todo el mundo. Una idea sencilla pero que no siempre es fácil de encontrar.
Y si se quiere consultar algo fuera de carta se lo puedes comentar al patrón del barco: Armenio Gonzalves que estará encantado de aconsejarte.
El precio es muy bueno, ajustado y justo, y la atención es muy profesional y eficiente, sin excesos artificiales de amabilidad, por lo tanto la sensación es muy agradable. Terminas de comer, te relajas, pides la cuenta y te sirven un sorbete de limón cortesía de la casa. Pagas la cuenta y te vas pensando en repetir en cuanto tengas oportunidad.
No pretendía otra cosa que comer cosas ricas a un precio razonable y ser bien atendido, como todo el mundo. Una idea sencilla pero que no siempre es fácil de encontrar.
Nombre: "Restaurante O'Tapas"
Dirección: 8900-467 MONTE GORDO (Vila Real de Santo António). Portugal.
Teléfono: + 351 281 541 847Dirección: 8900-467 MONTE GORDO (Vila Real de Santo António). Portugal.
Fecha de la última visita: Marzo de 2.012
Autor de la crítica: Manuel Escacena
