domingo, 15 de enero de 2012

Hechizos de Polonia

La Eurocopa que se celebrará a partir de junio en Polonia y Ucrania despierta en mi memoria los mejores recuerdos de un viaje realizado a territorio polaco en el verano del año 2007. Los países del este de Europa, antiguos integrantes del “telón de acero” son, por regla general, bastante desconocidos para los españoles.

En los próximos meses, con seguridad, se anunciarán numerosas ofertas para combinar la asistencia a los estadios de fútbol con los encantos turísticos de esta zona europea, todavía no asaltada por las “legiones turísticas”.

Durante mi viaje a Polonia, en el que visité fundamentalmente Varsovia y Cracovia, pude apreciar un país emergente con grandes carencias pero también grandes atractivos.

Entre las deficiencias hay que subrayar las carreteras y autovías, como comprobé tanto en el trayecto en autobús entre Varsovia y la frontera de Lituania como en otros recorridos por el centro del país. Otro inconveniente importante es la barrera idiomática, dado que las lenguas eslavas no son fáciles de entender ni asimilar en breve plazo. Menos mal que los polacos se esfuerzan en hablar inglés y tratan de adaptarse a las necesidades del turista. El tercer gran problema, al menos para mi, es el clima. En pleno mes de julio me encontré con abundante lluvia y 14ºC. Hubo que tocar las palmas cuando salió un día plenamente soleado y sin viento.

En el lado de lo bueno hay que situar la relación calidad-precio en las comidas, realmente excelente. Se puede comer de manera formidable, platos de carne de caza sobre todo, con salsas de frutas del bosque, y con vino argentino a unos precios muy inferiores a los de España. Para los amantes de la naturaleza hay que recordar que Polonia es un país con 22 parques nacionales y el atractivo único en Europa del bosque de Bialowieza, cerca de la frontera bielorrusa, considerado el reino de los bisontes y declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad.

De las ciudades polacas, Varsovia, nada cara, tiene sus encantos con grandes parques, el Palacio de la Cultura de 234 metros, atalaya ideal para ver la ciudad en perspectiva aérea, y todas las zonas y monumentos que traen a la memoria determinados episodios de la Segunda Guerra Mundial y el exterminio de los judíos.

La gran joya escondida de Polonia es Cracovia, a orillas del Vístula, una ciudad de enorme prestigio universitario realmente maravillosa, comparable a Praga en su riqueza monumental y artística, con 17 museos, 8 palacios, 6 teatros, y la incomparable Rynek Glowny (Plaza del Mercado), una de las más impresionantes de la Europa Medieval, con la Lonja de Paños como objetivo turístico y comercial por la compra de ámbar.
José Manuel Requena en la Plaza del Mercado de Cracovia
Foto: Elo Durán

No lejos de allí se halla la majestuosa catedral de San Wenceslao, situada en la colina de Wawel. Cracovia, con sus más de 400 restaurantes y pubs del casco antiguo, es un buen sitio para brindar por el fútbol o por el arte con una copa de Zubrowka, el mejor vodka del mundo.

Autor de la Crítica: José Manuel Requena

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